Antonio Campillo - Museo Antonio Campillo


El Artísta

Antonio Campillo, nace en la Era Alta (Murcia) el día 29 de junio de 1925. Comienza sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia. Tiene como maestros de modelado y dibujo a Clemente Cantos, excelente escultor murciano, y al excelente pintor del costumbrismo Luis Garay. Más tarde, pasa al taller del escultor murciano Juan González Moreno, momento este muy importante en su vida, ya que las enseñanzas recibidas por este prestigioso artista le va a servir a Campillo para perfeccionar su técnica y estilo.

En 1946, tras difícil oposición, es pensionado por la Excma. Diputación Provincial de Murcia para ampliar estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde sabe perfectamente aprovechar sus estudios, obteniendo brillantísimas calificaciones. También en el mencionado año en la Exposición de Noveles celebrada en primavera, obtiene un segundo premio. Dos años más tarde, obtiene otro segundo premio en la Exposición de 1.948, ya para profesionales.

En el año 1.950 gana el premio “Francisco Salzillo” de la Diputación de Murcia, por un bello relieve en madera policromada de tema mariano.

En 1965 gana por oposición la plaza de profesor de Modelado en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Córdoba.

En 1969 obtiene por segunda vez el Premio Nacional Salzillo de la Diputación de Murcia por la obra Venus en bicicleta, situada actualmente frente al Palacio Almudí de Murcia.

En 1971 pide la excedencia para dedicarse plenamente a la creación. Los cinco años siguientes serán un tiempo de intenso trabajo y de encargos.

 

 

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En 1976 vuelve a hacer oposiciones. Por segunda vez se presenta a la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, en esta ocasión de Madrid, donde obtiene una plaza. Establece su residencia y estudios definitivos en Madrid y los veranos los pasa en el Mar Menor, donde toma modelos del natural fijándose en los volúmenes obesos, las mujeres que montan en bicicleta, las que juegan con su niño, pero todo ello cargado de una literatura popular, reflejo de una vida real, como aproximación a sus gentes, a esas personas anónimas de la huerta, como homenaje a sus orígenes. “Soy un observador de la humanidad que me rodea, - comentó el escultor – de ahí salen muchas de mis obras”.

En 1999, Antonio Campillo regresa a Murcia. Durante estos años el artista recoge un buen número de premios y reconocimientos. El Centro de Arte Palacio Almudí programa una exposición retrospectiva de su obra. Se le nombra Académico de número fundador de la Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca. Escultor del Año por el Cabildo Superior de Cofradías, Laurel de Murcia por la Asociación de la Prensa, Heraldo de Murcia por la revista La Muralla, y otras tantas distinciones por los méritos obtenidos a través de su carrera artística


En 2002 realiza para Ceutí una obra de gran tamaño, La Ciclista y hace una donación de obras que serían el germen del presente museo. Años siguiente, el Ayuntamiento de Ceutí impuso al escultor el Escudo de Oro de Ceutí al tiempo que se le nombró Hijo Adoptivo. La primera distinción sólo la poseen las personas que más han destacado por su servicio a nuestro municipio, la segunda no es más que el reconocimiento de algo que para Antonio era real: se sentía ceutiense.

En 2004 dona a Ceutí para la Ermita de San Roque un total de 15 bellas imágenes: 9 integradas en un retablo diseñado por el propio escultor y 6 en la planta del templo.

En 2007 es nombrado “Presidente de Honor” de la cofradía del Cristo de la Luz de Ceutí.

En 2008 se le nombra hijo predilecto de la ciudad de Murcia y Doctor Honoris Causa por la UMU.

A principios de 2009 se organiza en la ciudad de Murcia una gran exposición antológica con obras en la Glorieta de España, Sala El Martillo, Iglesia San Juan de Dios y Palacio Almudí.

Fallece el 16 de mayo de 2009 en la casa de la huerta donde nació en el Camino del Badel. Sus últimos años transcurrieron en esta casa rehabilitada, convertida en estudio, en un ambiente aromático de naranjos y limones, azahar de primavera, y unos grandes cipreses que apuntan hacia el cielo azul, como anuncio clasicista de un huerto convertido en paraíso de las formas donde habitan bronces y barros, yesos y maderas convertidos en personajes singulares por la magia escultórica de su creatividad.

Antonio Campillo fue un magnífico modelador en barro, que fiel a sus principios de aprendiz en el taller de González Moreno al cual siguió en sus comienzos, su estilo es dulce, sensual y mediterráneo. Infundía a sus realizaciones unos caracteres que lo adscriben a los cultivadores del postimpresionismo y a aquellos que han creado el volumen y han dejado la preocupación por el acabado. En su trabajo en bronce pervive la huella del modelado y las superficies inacabadas que buscan dejar constancia del proceso creador.

Es un clásico en la concepción de la figura, con formas sencillas y redondeadas. Su modernidad está en la forma abocetada, en los rasgos de líneas tenues y en el carácter distante de toda su obra, alejada y sin compromisos. El escultor nos transmite un lenguaje plástico y humano donde podemos leer, acariciar, y jugar con los volúmenes en el espacio.

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